Pero hoy he creído conveniente subir esta entrada sobre el pase de la selección española de fútbol sala a las semifinales del Europeo, que se celebra este año en Hungría.
Y es que durante el partido que clasificó a los nuestros, de forma muy merecida, ocurrió un suceso vergonzoso.
El partido de cuartos de final se jugaba en el Fönix Arena de Debrecen, contra el combinado ruso.
Al final del tiempo reglamentario el marcador aún no se había movido (0-0), así que se tuvo que pasar a la tradicional tanda de penaltis.
La cosa se ponía muy a nuestro favor cuando el portero español, Luis Amado (que acabó erigiéndose en héroe del partido), detenía el tercer disparo por parte del equipo de Rusia. En el cuarto lanzamiento, Torras marcaba para los nuestros y Abyshev hacía lo propio para el conjunto rival. A falta de un tiro por equipo, el luminoso reflejaba 4-3. Es decir, si Javi Rodríguez marcaba el siguiente lanzamiento, España estaba en semifinales.
Y fue entonces cuando pasó: El capitán tomó carrerilla, se acercó al balón y disparó con fuerza.
La pelota entró en el marco de Zuev con tal fuerza que rebotó en el palo interior y volvió a salirse, pero la imagen era clara para todo el mundo: Había entrado.
Todos lo vieron: El portero ruso recogió el balón cabizbajo por su eliminación, los jugadores españoles se abrazaban eufóricos, la grada chillaba...sólo hubo alguien que no vio el gol. Y eran las únicas personas cuya percepción podía influir en el resultado: Los árbitros.
El tanto fue invalidado, para sorpresa de todos y, ante la indignación de jugadores y aficionados españoles, la tanda prosiguió. Por suerte, y con 7-6 en el marcador, Luis volvería a detener una pena máxima ante Timoschenkov, haciendo justicia y metiendo al combinado nacional en semifinales.
Vergonzoso arbitraje y buena actuación del equipo ruso en el encuentro, pero a pesar de todo, España prosigue su marcha en el Europeo de Hungría y ya está a un partido de la final. Seguiremos informando.
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