El Internado se desmadra

Mutaciones extrañas, superpoderes, apariciones fantasmales... "El Internado" siempre ha tenido muchos toques de fantasía, y aunque para esta serie nunca me han gustado, siempre han tenido una buena excusa para aparecer, y su presencia ha terminado por gustarme.

Pero en el capítulo del lunes pasado (no ayer, sino el anterior), la gota colmó el vaso con la resurrección "por arte de magia" de Camilo, que ahora resulta que a pesar de haber ardido en llamas durante mucho tiempo, sigue con vida, y además con fuerzas para andar, atacar a la gente y amaestrar lobos.

Sin embargo, no es lo inverosímil de la situación lo que me molesta, sino que parece bastante evidente que es algo que se han sacado de repente de la manga, que no estaba planeado, lo han metido de golpe para sacar una nueva sub-trama. Y la verdad, no creo que fuera para nada necesario.

Otra cosa que empieza  a repatearme de la serie es la desconfianza que hay que tener de todo el mundo.
El ejemplo más claro es que ayer descubrimos que Andrés, el padre de Marcos y Paula, y uno de los personajes por el que casi todos habríamos puesto la mano en el fuego, era "malo". También es cierto que con la pérdida de memoria parece haberse vuelto bueno, y depende de cómo evolucione el personaje en futuros episodios decidiré si me parece bien o mal lo que han hecho los guionistas con él.

Y ahora vamos a Roque.
Siempre fue el candidato más obvio a ser el traidor del grupo, ya que era el menos importante de todos y el que, probablemente, menor vinculación sentimental tenía con los demás.
Cuando se descubrió que realmente lo era, a pesar de lo previsible, me gustó la idea porque era bastante obvio, y además la forma en la que empezó a trabajar para los "malos" resultó bastante creíble.

Pero, por muy traidor que uno sea, hay que tener la sangre muy fría para matar a una amiga y, sobretodo, para enterrarla con tus propias manos.
Es cierto que Roque estaba en una situación límite cuando golpeó a Carol, que probablemente no midió las consecuencias de lo que hacía, y tampoco esperaba que su golpe fuera a tirarla por la ventana.
Hasta ahí, podría entenderse su comportamiento.

Sin embargo, lo que era de esperar tras la caída de Carol, es que Roque hiciera una de dos: confesar o tratar de fingir que había sido un accidente, y así intentar salvar la vida de la chica.
Nada de eso. Él la envuelve en una manta, la arrastra hasta el bosque y, pala en mano, entierra lo que él pensaba era un cadáver. Para hacer eso se necesita una sangre fría impropia de un chico de su edad, y menos aún de alguien con la personalidad de Roque, que siempre se nos ha presentado como alguien bastante tímido, pacífico y tranquilo.

Y digo "lo que él pensaba era un cadáver" porque, con la tensión de la situación, el chaval no comprobó que Carol estuviera muerta...y acabó por enterrar a su amiga viva. ¿Sobrevivirá Carol? ¿La desenterrarán a tiempo? Parece muy improbable, pero teniendo en cuenta los últimos antecedentes en resurrecciones, no me sorprendería.

En definitiva, la serie empieza a mosquearme.
Ha pasado de ser la serie en la que un grupo de chicos investigaban unas muertes, a la serie en la que cualquiera puede ser malo. No me gusta eso, y tampoco la excesiva "fantasía" de la que hace gala la serie últimamente.

Sin embargo, me gusta cómo se van descubriendo cosas, también me llevé un par de sorpresas agradables (María no está traicionando a Fermín sino a Noiret; Martín no es malo, sino que siempre fue leal a Sandra Pazos) y también me encanta el punto divertido que mantiene la serie con personajes como Paula y Evelyn o Iván.

Por supuesto, la seguiré viendo. Y espero, dentro de poco, poder volver a subir una entrada al respecto diciendo que mi opinión ha vuelto a cambiar a mejor.