Josep Guardiola: Está en su tercer año como entrenador de 1ª división y ya tiene más títulos de los que muchos entrenadores conseguirán en su vida (8). En su 1ª temporada (o mejor dicho, primer año natural) logró un histórico sextete (Liga española, Copa del Rey, Champions League, Supercopa de España, Supercopa de Europa y Mundial de Clubes). Actualmente entrena al FC Barcelona; líder de la Liga, finalista de la Copa y ya en cuartos de Champions.
Javier Aguirre: En sus 15 años de entrenador, su único título es una liga mexicana con Pachuca. Quizá su mayor logro fuera llevar a un modesto como Osasuna a la previa de la Champions League. Actualmente entrena al Real Zaragoza, un histórico en decadencia que ocupa ahora mismo el puesto 15, está peleando por no descender y fue eliminado de Copa en la primera ronda.
Son los tres entrenadores de fútbol que mejor conozco. El mexicano porque es el de mi equipo, y los otros dos porque a día de hoy es imposible no saber nada de ellos a no ser que vivas en el Polo Norte.
Tres estilos muy diferentes, para situaciones también muy diferentes.
Pep, criticado por muchos por su excesiva modestia (o falsa humildad) y alabado por otros por el mismo motivo. Sus méritos como entrenador son indudables, aunque está por ver de qué es capaz fuera de Can Barça. También hay que decir que se ha encontrado con el mejor Barça, y quien sabe si mejor equipo, de la historia. En sus ruedas de prensa y demás comparecencias públicas, (casi) siempre se muestra prudente, sin meterse en polémicas. Sin embargo, ha tenido desavenencias con algunos jugadores, siendo posiblemente Ibrahimovic el ejemplo más claro.
Mou, el entrenador más querido y odiado de España. Un ídolo para muchos, un demonio para otros. Al igual que le ocurre a Pep, nadie puede negar su capacidad como entrenador. Su principal ventaja frente a Guardiola es una mayor experiencia, con más años y, sobre todo, más equipos en su historial. Ha triunfado allá por donde ha pisado: Portugal, Inglaterra, Italia, y está en ello en España. Por si todo eso fuera poco, el 99% de jugadores que han estado a sus órdenes no dicen más que maravillas de él (solo he visto criticarlo a Makelele, y fue hace poquísimo). Esa es su cara.
Su cruz (para mí por lo menos), es el personaje que se ha creado, que si bien lo hace un entrenador interesante (las ruedas de prensa nunca levantaron tanta expectación), muchas veces se le va de las manos, y acaba arremetiendo contra todos, salvo consigo mismo. Ante los malos resultados, su principal recurso es utilizar excusas (unas con más fundamento que otras), algo que creo que no se puede hacer, y menos si entrenas al mejor equipo de la historia, y posiblemente entre los dos mejores del mundo. De momento no lo está haciendo mal en el Real Madrid, teniendo en cuenta que es un equipo en plena reconstrucción.
Por último, tenemos a Javier Aguirre. El más distinto de los tres. Es un entrenador veterano, bien conocido por la mayoría de aficionados, pero que nunca ha gozado de excesivo relumbrón. Es un entrenador estricto, un gran motivador. Se pasa los partidos maldiciendo mientras se pasea por el área técnica, pero en sala de prensa nunca le he visto una mala palabra contra nadie. Y digo NUNCA, no casi nunca. Si gana, siempre reconoce los méritos del rival, aunque haya hecho un mal partido. Si pierde, siempre asume la total culpabilidad de la derrota. Si el árbitro le perjudica, nunca habla de ello. Si coge una mala racha, insufla optimismo a jugadores, prensa y afición. Si coge una buena racha, lo primero que hace es pedir prudencia y recordar que no está todo hecho.
Pasemos a hablar de la faceta deportiva. Yo le conocí entrenando a Osasuna, al que llevó a un meritorio 4º puesto en Liga, y en consecuencia a la previa de la Champions por 1ª vez en su historia. Después pasó al Atlético de Madrid, al que devolvió a Europa (UEFA) en su primer año y a la Champions en el siguiente, si bien salió del club despedido tras una mala temporada. Posteriormente se convierte en seleccionador de México (por 2ª vez en su vida) y clasifica a los aztecas para la fase final de un Mundial al que parecía imposible acudir. Una vez en el mismo, tuvo un papel muy discutido (muchas de sus decisiones no se entendían), aunque su eliminación fue ante Argentina y con una polémica arbitral importante en su contra.
Tras abandonar la selección de su país, recibió una oferta del Real Zaragoza. Un Real Zaragoza prácticamente muerto, en el peor momento de su historia, colista de la Liga y en el que seguro no iba a obtener un sueldo demasiado atractivo. Y sin embargo, vino.
Vino y demostró que, sin ser un entrenador triunfador, sí se le puede calificar de "entrenador milagro". Sin fichajes de ningún tipo, resucitó a una plantilla que parecía incapaz de ganar un solo partido. Sacó al equipo del descenso tras una buena serie de victorias, recuperó a varios jugadores para la causa (Contini, Paredes, Boutahar...) y llenó de optimismo a una ciudad que ya veía al equipo de sus amores en los pozos de Segunda, o peor aún, desaparecido.
Los datos hablan por sí solos. Si contabilizáramos la clasificación liguera desde la llegada de Aguirre, el Real Zaragoza iría 7º, en plenos puestos europeos (recordemos que al ser la final de Copa entre Barça y Madrid, el séptimo iría a la Europa League). Con él, el equipo ha logrado 6 victorias, 5 empates y 6 derrotas, un balance hace poco impensable con esta plantilla. Y lo más importante: ha llevado al equipo de la última posición a estar, al término de esta jornada (pase lo que pase en los partidos de mañana será así), 4 puntos por encima del descenso.
No saldrá en ninguna portada. No obtendrá ningún premio. No ganará ningún título. Incluso es posible que de aquí a unos meses lo estemos crucificando si las cosas se tuercen. Pero si hoy a mí me preguntan a quién considero el mejor entrenador de 1ª división, contestaré sin dudarlo: JAVIER AGUIRRE.
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