El veto del Barça a Punto Pelota es uno de los temas del momento, y con él se ha puesto de moda criticar al programa y sus métodos. Además, de toda la vida es un programa que ha contado con muchos detractores por su estilo “poco serio”. O, según otros, por ser un programa madridista.
Bueno, para mí es uno más de todos esos programas actuales en los que solo se habla del Madrid y del Barça, algo que a mí me da mucha, mucha rabia. Pero lo curioso es que, sin embargo, Punto Pelota me gusta. Lo considero más un programa de entretenimiento que otra cosa, pero lo cierto es que engancha. Tendrá muchas cosas criticables, pero desde luego, se hace querer. Estas son las 10 razones por las que cada noche (normalmente) no apago la tele hasta más de las 2 de la madrugada, atrapado por el televisor:
- Por Josep Pedrerol
En el programa de este domingo faltó por primera vez en la historia del programa (al menos que yo sepa) y se notó, vaya si se notó. No lo hizo mal José Antonio Luque sustituyéndole, pero Pedre es inigualable. Se le puede tildar de borde (“Borderol” le llaman de vez en cuando) o criticarle por darse mucho autobombo (esos planos de sonrisillas suyas en los cebos del programa…), pero lo cierto es que maneja un programa televisivo como nadie. Siempre sabe lo que quiere el espectador y se preocupa por dárselo, aunque para ello tenga que cortar a sus colaboradores. Un monstruo televisivo.
- Por Irene Junquera
Cualquiera que vea el programa de pasada, sin conocerlo bien, es probable que haga dos prejuicios respecto al papel de Irene en el programa: Primero, que su única labor es estar ahí parada leyendo mensajes, y segundo, que está allí por su indudable atractivo físico. Los que conocemos “Punto Pelota” de hace tiempo sabemos que el trabajo de Irene va mucho más allá de lo que se ve en la pantalla. Sabemos que, a diferencia de algunas compañeras de profesión (opinión, no información), está donde está porque tiene un enorme talento periodístico. Y yo, personalmente, considero que es uno de los grandes pilares del programa, y se la echa en falta los pocos días que se ausenta.
- Por la variedad de tertulianos
Es cierto que no hay mucha variabilidad en cuanto a los equipos representados en los bancos del programa (básicamente Madrid y Barça, con algún que otro atlético y alguna honrosa excepción), pero el abanico de personalidades diferentes y de medios participantes es enorme. La vehemencia de Roncero, la ironía de Siro, la sensatez de Álvaro Benito, la objetividad subjetiva de Damián, el amor por el balón de Lobo, las locuras de Gatti… Todos tienen su sello distintivo. He de decir que el excesivo forofismo de algunos me da muchas veces ganas de apagar la tele, pero luego llegan Elías Israel o Iñaki Cano con su discurso tranquilo y las tormentas escampan. Por cierto, muchos dicen que todos interpretan un papel, pero yo creo que realmente se muestran como son. No necesitas actores si encuentras buenos y diferentes perfiles.
- Por Petón
En una de las razones más personales de las aquí expuestas, si he de destacar la figura de alguno de los tertulianos sobre el resto es la de José Antonio Martín “Petón”. No solo por su imparcialidad (por lo general, si bien su corazón rojiblanco lo inclina a situarse más cerca del lado culé), su serenidad y sus conocimientos futbolísticos, sino también por “La llave”. Esta sección de periodicidad indefinida, mi favorita con bastante diferencia del programa, es única porque consigue lo que nadie más es capaz de hacer en ese “circo”: que todo el mundo calle y escuche. En el plató y, seguramente, en todas las casas que de madrugada tienen puesta Intereconomía. Ah, y para rematar mi predilección por este tertuliano, su relación con la comunidad aragonesa es muy estrecha (trabaja en la SD Huesca y colabora con ATV para comentar los partidos de Champions).
- Por Diego Plaza, Francesco Barberá, Mateo Fernández, Fernando Cevallos, Fran Echeve…
No chupan cámara. No hablan mucho. No se habla de ellos en la calle o en la red. Pero su trabajo, que estoy convencido que es en muchas ocasiones más duro que el de los tertulianos habituales, fue el que me enganchó por vez primera a Punto Pelota. “Los parabólicos” (aunque Francesco ya no está) hablan más de fútbol en 10 minutos que el resto de colaboradores en 3 horas. Cevallos (más conocido como Chicharito), además de descubrir al joven futbolista mexicano, consigue acercar al telespectador la apasionante cultura futbolística hispanoamericana. Y Echeve (zaragocista como yo) permite un contacto más directo con los telespectadores vía email o Twitter. Seguro que me dejo gente, pero creo que ha quedado claro lo que valoro a esos “trabajadores en la sombra”.
- Por los momentazos
Invitados estelares (como Cristiano), entrañables (Teresa, la madrina del programa) o polémicos (Creixell). Experimentos con frutas. Desafíos de técnica. Frases célebres (“Tira, tira” o “Fin de ciclo”). Todo vale para llamar la atención del espectador. Y a fe que se consigue. Sino no se entiende una audiencia de tal calibre en una cadena con tan pocos recursos y a un horario tan intempestivo.
- Por las secciones de Ramos Marcos (y su becario) y D’Alessandro
Los análisis de Jokin casi siempre me parecieron acertados, pero la inclusión de Juanfe lo fue más todavía. Las discusiones entre ambos muchas veces resultan hilarantes, y permiten entender una jugada dudosa desde distintos puntos de vista. En cuanto al entrenador del Nástic, muchos notan su ausencia (para bien o para mal) por el bajón de decibelios, pero lo que yo echo en falta son esos análisis tácticos que tanto me gustan.
- Por los discursos de Roncero (los buenos)
No miento si digo que Tomás Roncero es, con diferencia, la persona que más veces me ha hecho plantearme cambiar de canal o irme a la cama cuando veo Punto Pelota. Es un hombre que es puro sentimiento, puro corazón, y la racionalidad desaparece cuando habla del equipo de sus amores o de su eterno rival. Esto no me gusta nada cuando empieza a hablar de Villaratos, cabezas de cochinillo y Ovrebos, pero cuando se olvida del Barça y se preocupa exclusivamente de levantar los ánimos madridistas, o de defender a su club (como cuando criticó a Mou, por una vez, por decir que no escuchaba a la afición), consigue que se le pongan los pelos de punta a cualquiera. Tiene un don para la palabra, para emocionar con ella. Nunca pasa inadvertido: siempre que habla te dan ganas de levantarte del asiento para aplaudir o para abalanzarte a su cuello. Y además, añado, la simple contemplación de su cara supone un aliciente cuando hay algún descalabro madridista (de ahí la tremenda subida de audiencias en general, y en Cataluña en particular, cuando esto ocurre).
- Por Nacho Peña y Quim Domenech
No podía dejarme a estos dos grandes reporteros que, para mí, representan a las dos aficiones mejor que nadie en el programa. Roncero, Siro o Carme son más beligerantes y por ello tienen mayor repercusión, pero cuando hay que trabajar (en lugar de discutir) para defender los intereses de Madrid y Barcelona, ahí están Nacho Peña (el ojito derecho de Florentino) y Quim (que a diferencia de su compañero, es también un habitual de las tertulias y las discusiones).
- Porque es una familia
Hacía mucho que no me emocionaba con un programa de televisión. Anoche Punto Pelota lo consiguió, con la entrada en masa de colaboradores en el plató para mostrar su apoyo a Pedrerol tras la polémica del veto del Barça. Porque, aunque delante de las cámaras parece que algunos se llevan a matar, estoy convencido de que detrás de ellas son mucho más que simples compañeros de trabajo. Y para qué negarlo, en cierto modo también han pasado a formar parte de nuestras vidas, de los más fervientes seguidores del programa. Porque ayer, cuando zanjaron el tema del momento, a Josep le tocó hablar del líquido sinovial. Y yo sabía que se iba a equivocar, e iba a decir alguna variante errónea de “ácido hialurónico”. Y sabía que Irene lo iba a corregir. Porque así ha sido siempre, todas las noches, y yo ya los conozco. Algo mucho más difícil de conseguir en un programa “serio”. Muchos comparan a Punto Pelota con “Sálvame”. Bueno, pues seguramente si a mí me interesara el mundo del corazón, me lo pasaría pipa con “Sálvame”. Como hago con Punto Pelota todas las noches.